Cinco minutos de Harlem

Diez negros vestidos en la frontera del disfraz
que se arma en el mix entre un jeque árabe
un eunuco y un guerrero mongol.
Polleras, botas, pecheras.
Azules, negros, rojos, violetas, marrones, dorados.
Y todo Harlem incrustado en sus anteojos negros.
De esos diez negros
uno estaba parado sobre una tarima
con un micrófono conectado a una cajita
que casi no tenía graves y daba a la escena
un tono muy grave.
Éramos unos pocos ahí parados
testigos del tipo
diciendo que todo el mundo en Estados Unidos
hacía algo
menos los negros.
Que los chinos trabajaban
tanto como los hispanos.
Y que los negros no hacían nada
O bueno, sí, dijo, hacían.
Iban a la cárcel. Dijo:
"Les gusta ir a la cárcel tanto como a Bahamas",
en medio de una carcajada nada festiva.
Llamó a la autodisciplina y al trabajo, a la unidad
de los negros como la única forma de sobreponerse
a la pesada carga que les ha echado encima
el hombre blanco.

viajar

Viajar es tomarle de nuevo las medidas al mundo.    
J.Goodman

en este momento

Y pensar que en este momento, en algún lugar, hay gente haciendo algo, con cosas que hizo otra gente, que cambiará mi vida. La vida es esa simultaneidad sucesiva.

reloj pulsera

En un entorno tecnológico como el nuestro, en cual para donde mires hay algún dispositivo que te marca la hora, llevar reloj pulsera es, no sé... un anacronismo triste.

mandando a laburar

A los que resuelven todo "mandando a laburar" 
les deseo
que trabajen hasta el último segundo de sus patéticas vidas.

minuto teológico

minuto teológico:

No creo que se trate de elogiar el "no tener" o la desposesión individual absoluta en sí: esa sería la retórica de la austeridad franciscana.

Creo que se trata de producir y poner en común las riquezas de formas no destructivas: una pobreza apostólica o, zapatistamente, para todos todo.